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Euroflashback 1971: Cuando España fabricó una preselección hoy utópica

Sólo la monegasca Sevérine privó del triunfo a Karina que, en consonancia con el mundo nuevo que empezaba a respirarse en el país, se batió en duelo con figuras como Rocío Jurado o Nino Bravo, entre otros, buscando el Pasaporte a Dublín
Igor Santamaría · Fuente: eurovision-spain.com
Publicado el día 08 de enero de 2017
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Euroflashback 1971 (eurovision-spain.com
Diseño: Manuel Rivero)

Euroflashback 1971: Cuando España fabricó una preselección hoy utópica

¿Imaginan una batalla eurovisiva donde Mónica Naranjo, Malú, India Martínez, David Bisbal, Alejandro Sanz y Manuel Carrasco libraran duelo por representar a la delegación española? Ni este reportaje se escribió en fecha de inocentadas ni la pública se ha vuelto loca para que ustedes despierten de semejante ensoñación.

Pero una vez, cuando el país respiraba cierto aire aperturista aunque aún se conjugaba sólo en singular, en primera persona dictatorial, allá por 1970, irrumpió en TVE una preselección cuyo título destinaba ese intento de abrir fronteras, Pasaporte a Dublín, en verdad, el primer embrión de 'reality' que encumbraría a una voz para abanderar a la sacrosanta e indivisible patria en Eurovisión, con el objetivo de recuperar el trono de Massiel y Salomé, tan necesitados de exportar éxitos como se estaba para tapar otras dolencias internas, y esta vez sin que un Serrat de turno levantara ampollas y sin una tanqueta de Leganitos que osase afear el proceder del régimen.

Desde luego no pudo haber mejor cásting. Nino Bravo, Los Mismos, Rocío Jurado, Cristina, Junior, Dova, Encarnita Polo, Conchita Márquez Piquer, Jaime Morey y Karina protagonizaron cada uno de los programas en que individualmente mostraron sus aptitudes entre septiembre y diciembre bajo la conducción inicial de la campeona del La, la, la y Julio Iglesias, si bien la designación final corrió a cargo del visionario y ya desaparecido José Luis Uribarri.

Fue el preludio de lo que acontecería el 3 de abril de 1971 en feudo irlandés, donde la dueña de las flechas del amor nos transportó a un nuevo mundo que se quedó a escasos doce puntos de la monegasca Sevérine, un disparo al larguero que apenas se ha reproducido desde entonces en un par de ocasiones, y es que el eurofán estatal se aferra cada temporada al teléfono de la esperanza que empezó a funcionar aquel año sin encontrar no ya la emoción que derrochó el rostro angelical de María Isabel Llaudes Santiago, alias Karina, sino mucho menos el nivel de aquella especie de Operación Triunfo en la que, dicen que de entrada contra pronostico, arrolló a sus contrincantes.


Pasaporte a Dublín (Programa 1)
 

Gran Parada, Noches del sábado o Galas del Sábado sirvieron de prólogo a este ensayo que constó de 12 emisiones que fue idea de dos excelsos realizadores como Fernando García de la Vega y Valerio Lazarov, el primero de estilo clásico, el segundo, empero, aterrizado antes desde Rumanía con su técnica innovadora del abuso del zoom que hoy día enloquecería al espectador aunque entonces causara furor.

Ahora bien, para evitar críticas se alternaron semanalmente en su trabajo, que apasionó tanto al que luego fue mandamás de Telecinco que en su viaje de novios con su esposa, la cantante Elsa Baeza, se compró un aparato de vídeo en Japón para repasar cada puesta de largo de los aspirantes eurovisivos, que en principio iban a ser veinte en función de los discos vendidos, popularidad y calidad de sus canciones grabadas, lista de la que se cayeron Marisol, Juan Pardo, Miguel Ríos o Víctor Manuel por motivos dispares, desde problemas de agenda a no querer ser marcados como no ganadores. Finalmente quedaron los apodados como Los diez de la suerte que, curiosamente, interpretaron sus temas en playback.

La elección de Karina tuvo su polémica. Corrió a cargo de un jurado secreto compuesto por un miembro de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), otro del sindicato del espectáculo (sic), un representante de la dirección general de Radiodifusión y Televisión, y cinco vocales. Ocho componentes que no se conocían entre ellos y que debían ver el programa desde sus hogares para evaluar de 0 a 10 a cada estrella, enviando el lunes siguiente sus calificaciones por correo certificado al notario del Ilustre Colegio de Madrid, Antonio Vázquez Campo.

La suma de los votos se llevó a cabo una vez emitidos todos los programas, el primero de ellos el 17 de octubre de 1970 y en el que se contó con Dana, la vencedora de la pasada edición del festival. En cada emisión uno de los cantantes ejercía de estrella y el resto interpretaba una composición alusiva al título de la gala, con un sueldo de 10.000 pesetas por programa y un extra en función de su caché. Grabaciones maratonianas que, por ejemplo, casi hicieron llegar tarde a Cristina a su boda, poniéndole Lazarov un coche a su disposición.


Pasaporte a Dublín: Karina – Presentación
 

Por su parte, Los Mismos fue el único grupo presente, mientras que Márquez Piquer hija hizo buenas migas con Rocío Jurado y no tanto con una audiencia que temía volver a los tiempos de Conchita Bautista y su Qué bueno, qué bueno. La de Chipiona, por su lado, compaginó las grabaciones con un espectáculo en la compañía de Celia Gámez que le obligaba a dormir apenas cuatro horas diarias, inyectándose suero para superar el ajetreo, mientras mandaba hacer 30 modelitos para lucirlos en Pasaporte a Dublín, deseosa de cantar tanto ópera como éxitos de los Beatles.

Nino Bravo venía de luchar con Esa será mi casa en la preselección de 1970 pero sin suerte, antes de triunfar con su Te quiero, te quiero. Jaime Morey se perfilaba como ganador al dominar numerosos géneros, a la vez que Junior, marido de la Dúrcal y que se acababa de separar musicalmente de Juan Pardo, se tomó el evento como una “magnífica escuela”. Dova se conformó con las buenas críticas en prensa por su interpretación del tema Bahía en la gala Éxitos de Suramérica. También corrió el rumor de que Encarnita Polo pilló a la Jurado rodando un videoclip ataviada con un gran escote que le enfadó porque a ella le prohibieron lucir un vestido “muy aireado”. 

Karina era ya una figura y lideró las quinielas verdaderas aunque ella siempre negó que fuera la favorita del extraño jurado. Hacia ella se registró una protesta de los concursantes porque el decorado que se le preparó para cantar Mi amor es azul estaba repleto de motivos eurovisivos, una especie de designación en la sombra que le dolió, ya que además se le acusó de usar técnicas de estudio para mejorar la calidad de su voz. 

El resultado final se anunció en un especial el miércoles 30 de diciembre a las 23.10 horas aunque se grabó a las cinco de la tarde, y fueron tantos los nervios que hasta Uribarri repitió hasta tres veces la presentación. Solo siete de los diez acudieron a conocer el veredicto (Dova, porque estaba en Málaga cumpliendo un contrato; Toby y Benjamín, de Los Mismos, al ir a Barcelona a preparar un concierto aunque Helena sí se incorporó al recuento de votos; Morey y Junior, por estar seguros de que se escogería a una mujer), y como la Piquer llegó la primera a la sala de maquillaje pronto se desataron los rumores.


Pasaporte a Dubín: Karina – Popurrí
 

Todo, muy a la española, con intrigas, celos y zancadillas con buenos rictus. La Polo a punto estuvo de no asistir al carecer de chacha para cuidar a su niña, que se quedó en brazos de su padre; a Bravo no le dio resultado manosear su amuleto, un colmillo; y entre los expertos del jurado se desveló el nombre de periodistas como Manuel Parada o Mariano Méndez Vigo.

El nombre de la ganadora, Karina, fue proclamado sin mencionar el número de votos o la clasificación, aunque la revista Semana (y Tele-Radio) publicó que el segundo lugar fue para Jaime Morey y el tercero para Dova. El periodista Arturo San escribió que “más alejados, creo que por este orden, quedaron Piquer, Junior, Polo, Bravo, Los Mismos, Jurado y Cristina”.

La vencedora ya hacía predicciones: “Me gustaría quedar en el tercer puesto”. A excepción de una final nacional en 1976, hasta el siglo XXI no hubo más modalidades semejantes para escoger al representante español. Y tras esta aventura llegó Dublín.


En un mundo nuevo
 

En el Gaiety Theatre, que festejaba su centenario, y con Bernardette Ni Gallchoir como maestra de ceremonias, Mónaco se alzó con la única victoria que ostenta en su palmarés gracias a un nuevo sistema de votación donde, a su lado, el amiguismo vecinal habría sido bienvenido, y es que primó el tacticismo.

Cada país contaba con un jurado de dos miembros, uno de ellos por debajo de 25 años y el otro por encima, siempre y cuando marcaran una distancia de una década, y cada componente podía otorgar de 1 a 5 puntos a cada canción sin dejar a alguna con rosco: de esta forma Luxemburgo repartió 45 votos, dando un máximo de 5 a Portugal, mientras que Francia concedió 107.

Permitiendo el concurso de grupos con no más de seis personas sobre el escenario, la UER obligó a hacer un clip promocional donde desmintió la afirmación de Sevérine sobre que nunca había pisado tierra monegasca. Un banc, un arbre, une rue (banco, arbol, calle), que bien pudo llamarse mesa, cabra, hormiga o cuanto ustedes quieran imaginar a modo de juego de mesa, aupó al liderato a quien en verdad se llamaba Josiane y que antes lucía un pelo largo marrón y no una corta melenita rubia.

Jean Pierre Bourtayre e Yves Dessca compusieron la canción de los 128 puntos que le hizo vender cinco millones de copias y ser traducida al inglés, alemán, italiano, japonés y español, siendo en Alemania donde gozó de mayor popularidad, recorriéndola con 25 músicos entre 1977 y 1989 para ofrecer unos 200 conciertos hasta que el budismo hizo mella en su vida. Fue en 2000 cuando Sevérine retomó su carrera para luego dedicarse a impartir clases de canto en París, donde se asentó.


Mónaco: Sevérine – Un banc, un arbre, une rue
 

12 puntos le faltaron a En un mundo nuevo, de Tony Luz y Rafael Trabuchelli para cazarla, quizás los segundos iniciales de la actuación donde no se escuchó “Sólo al final del camino…”. Dicen que el silencio se debió a motivos técnicos, aunque las malas lenguas hablaran de un olvido de la letra.

Dirigiendo la orquesta Waldo de los Ríos y el Trío La La La en los coros, Karina transportó el éxito eurovisivo al cine con una película basada en su experiencia festivalera en la que una chica que trabajaba como niñera del popular grupo infantil La Pandilla cumplía su sueño.

De aquella joven pizpireta de carácter ingenuo y talante bondadoso que siempre ha conservado se ha sabido casi todo musicalmente y fuera de los focos, subida al escenario hasta fechas recientes con canciones tradicionales en la memoria de todas las generaciones.


España: Karina – En un mundo nuevo
 

La representante alemana Katja Ebstein fue tercera con Diese welt. Polaca de nacimiento, venía de marcar idéntico puesto un año antes y escaló uno más en 1980 tras Johnny Logan. Si Wunder gibt es immer wieder fue todo un superventas traducido incluso al español, el de 1971 siguió su estela con su corte ecologista hasta redondear los 100 puntos. Enfrascada en el debate político a ambos lados del muro, siempre con la socialdemocracia o el socialismo marxista de Die-Linke, empredió labor como escritora y presentadora de programas culturales, arropando cuanto ha podido a los más desfavorecidos. 


Alemania: Katja Ebstein – Diese welt
 

Cuarta, por Reino Unido, fue Clodagh Rodgers con Jack in the box, lo que le valió las amenazas del IRA al ser norirlandesa, tras asegurar su voz en un millón de libras. Los suecos de Family Four, con sucesivos cambios de caras, acudieron dos años seguidos a Eurovisión, clasificándose sextos y decimoterceros, respectivamente, y ganando las cinco semifinales del Melodifestivalen 1971, de manera que solo actuaron ellos en la final.


Reino Unido: Clodagh Rodgers – Jack in the box
 

Destacó el italiano Massimo Ranieri, quinto con L'amore é un attimo, mucho más afortunado que dos años después, decimotercero. También la Menina de la portuguesa Tonicha o el jardín del francés Serge Lama, que en 1965 había sufrido un terrible accidente de coche donde falleció su amor Liliane y el hermano de ésta, y que en 1967 fue telonero de Nana Mouskouri. Angela Farrell pinchó ante su público pese a que, a sus 19 años, cuando trabajaba en una farmacia, derrotó en la preselección al favorito Red Hurley, que acudiría al festival en 1976. One day love había sido escrito por un dentista y un ama de casa.


Italia: Massimo Ranieri – L'amore é un attimo
 

Los suizos Peter, Sue y Marc llevaron Les illusions de nos 20 ans, la primera de sus cuatro apariciones eurovisivas con cuatro idiomas diferentes: ese año, en francés, duodécimos; en 1976, en inglés, cuartos; en 1979, en alemán, décimos; y en 1981, en italiano, cuartos de nuevo. Es más, intentaron viajar en otras cuatro ocasiones, una de ellas por Alemania en 1978. Vamos, un trío a imagen y semejanza del certamen que recorría el país a bordo del Volkswagen de Marc.


Suiza: Peter, Sue & Marc – Les illusions de nos 20 ans
 

Bélgica acudió con Jacques Raymond y Lily Castel, que se aprendieron la canción y puesta en escena en una semana a última hora, tras enfermar de ictericia Nicole y renegar Hugo de participar sin ella; mientras que el croata Krunoslav Slabinac obtuvo la peor posición de Yugoslavia, la 14, en sus 27 participaciones. La austríaca Marianne Mendt expresó Musik en el dialecto vienés y fue antepenúltima, al tiempo que la noruega Hanne Krogh, penúltima, regresaría en 1985 para triunfar con Bobbysocks. El farolillo rojo fue para el maltés Joe Grech en el debut del pequeño archipiélago que descubrió un mundo nuevo, el de Eurovisión.


Noruega: Hanne Krogh – Lykken er…
 

En paralelo, España vendía aires de nuevos modos amnistiando a 700 presos o derogando la Ley de Bandidaje y Terrorismo, pero el tic fascista persistía cuando, el 3 de marzo, la dictadura sancionaba al cineasta Juan Antonio Bardem –de aquellos barros, estos lodos, que diría aquél– o condenando al director de Diario Madrid con 250.000 pesetas por un artículo titulado Ni gobierno, ni oposición. En su mansión de Tittenhurst Park, en Ascot, John Lennon grababa Imagine.  

El toque verde llegó con el nacimiento de Greenpeace a modo de protesta por la práctica estadounidense en el archipiélago de Amchitka, en Alaska, mientras Kribati se independizaba de Reino Unido, Pakistán Oriental (Bangladés) hacía lo propio de Pakistán, y la República Democrática del Congo pasaba a llamarse Zaire. Porque, por entonces, ya se ponía en práctica aquello de “O referéndum, o referéndum”. 


John Lennon – Imagine
 

En tierra de las barras y estrellas Charles Manson era condenado a muerte por conspiración aunque al final se le conmutó a cambio de la cadena perpétua, y Rolls Royce iba, no sobre ruedas, sino a la quiebra. Como lo fue una guerra del Vietnam que aún coleaba. El 22-F, en USA, una falsa alarma atómica desató el pánico, y este cundió en Almería al desaparecer dos embarcaciones con doce tripulantes por un temporal.

Más trágico fue lo acontecido en el estadio del Celtic de Glasgow, el 3 de enero, cuando al ceder una barandilla por la presión de los espectadores perecieron 66 personas. El Etna entró en erupción en Sicilia cual vendaval eurovisivo, al tiempo que en Kazajistán, todavía extinta URSS, aterrizaba en paracaídas la nave espacial Soyuz 11, con la desgracia de que media hora antes morían asfixiados sus tres astronautas (Volkov, Dobrovolski y Patsayen) en el que es el único accidente mortal en el espacio y no en la alta atmósfera.


66 muertos en el campo del Celtic
 

Diez días antes, el 20 de junio, México emitía el primer sketch de la popular serie El Chavo del Ocho dentro del programa Chespirito. El 30 de julio, una colisión de aviones en Japón provocó 162 fallecidos mientras la hambruna ya emergía en la citada Bangladés, y para hacerla frente George Harrison organizó un concierto benéfico.

Estados Unidos detonó en agosto su bomba atómica, y bombazo fue la victoria de Tahití el 2 de septiembre ante las Islas Cook por 30-0 dentro de la fase de grupos de los Juegos del Pacífico Sur, máxima goleada hasta 2001, cuando Australia humilló por 31-0 a la Samoa Americana. Un día después, el 3, los militares entregaron el cadáver de Eva Perón en Argentina escondido como estuvo durante quince años en un cementerio italiano. El 11 y 12 de ese mes un festival de rock en Avandaro, México, congregó a 300.000 personas.


El Chavo del Ocho: El ropavejero (Capítulo 1)
 

Ahora que hemos entrado en el año I después de su muerte, Johan Cruyff se alzaba con el Balón de Oro, Eddy Merckx ganaba el Tour y Serrat cantaba Mediterráneo mientras Jeanette declaraba ser Rebelde y Michael Jackson entonaba Got to be there. Bugs Bunny se estrenaba en la UHF mientras España recorría sus Crónicas de un pueblo y Estados Unidos estrenaba las andanzas de su joven bruja, Sabrina, y de McMillan y esposa.

La película Adiós cigüeña, adiós, de Manuel Summers, permaneció un año en las salas de cine, el mismo en que Cuando calienta el sol aquí en la playa fue canción del verano en plena fuga de El Lute de la cárcel de Puerto de Santa María. Caminó sin reventar. Triunfaba en la radio la novela Simplemente María, como el Seat 124 Sport en las carreteras o el mini short en las mujeres.


Jeanette – Soy rebelde
 

Un tiempo en el que Pablo Neruda logró el Nobel de Literatura y Mercedes Benz patentaba el airbag que tantas vidas ha salvado, muchas más de las víctimas que, por uno u otro motivo, se sucedieron ese 1971. O de las victimas eurovisivas españolas que ya es decir. En diciembre el dólar americano se devaluó de forma brusca por segunda vez en su historia. Epílogo de un periodo donde perdimos a Coco Chanel, Igor Stravinski, Jim Morrison, Louis Armstrong o Max Steiner.

Por contra, y para bien, no solo se fundaba Médico Sin Fronteras o se hallaba a la Dama de Baza, en Granada, sino que nacían las primeras canciones de Queen y llegaron a la vida Mary J. Blige, Gary Barlow, Shannen 'Purasensacióndevivir' Doherty, Paulina Rubio, Julian 'Wikileaks' Assange –que para eso lo fundó–, Thalía, Pete Sampras, Lance Armstrong, Kevin Richardson de Backstreet Boys, Lola Dueñas, Luis Tosar, Winona Ryder, Arantxa 'Vamos' Sánchez Vicario, Jared Leto, Ricky Martin, Pep Guardiola o Marcos Llunas. Sin rencor. También Manel Fuentes y mucha gente que seguramente les suene su cara. Maxim Huerta, Silvia Abril, Eva Isanta, Antonio Garrido, Lara Dibildos y la vena de María Patiño.


Queen – Keep yourself alive
 

Eran número uno el Te quiero del mencionado Bravo, Qué será de José Feliciano y el Borriquito de Peret que no sabía ni la 'u' pero sí 'más que tú, que tú, que tú, que tú y que tú. Iban a la zaga Love Story, de Francis Lai, Brown Sugar, de los Rolling Stones, el Yo confieso de Mari Trini y la Carmen de Trébol, mientras Tony Ronald clamaba Ayúdame y Joel Daydé cantaba a su Mamy Blue.

Fórmula V te decía que ahora sí, Ahora sé que me quieres, y Danny Daniel bailaba el Vals de las Mariposas. Quizás lo hacías Sólo tú, de Módulos, y Juan Pardo te contaba todo lo que te pasa Cuando te enamoras. Pero la palma, como reflejaba el papel couché, se la llevó la boda del exguardameta merengue Julio Iglesias, otro eurovisivo, con Isabel Preysler. Aún recuerdo aquel ayer… Y todo esto y más pasó En un mundo nuevo.


Pasaporte a Dublín: Nino Bravo
 

Karina – En un mundo nuevo (Videoclip)
 

Joaquín Prat en Eurovisión 1971
 

Conversación

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08/01/2017

Curiosamente nuestros mayores triunfos en Eurovisión fueron en el franquismo. Gattosaludos.

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08/01/2017

Como siempre,magnifico artículo,y que sin duda,a los millenials como yo,nos trasporta a esa época dorada de España en el festival,y que toda la comunidad eurofan española esperamos volver a vivir alguna vez,me encantaría ver un articulo asi sobre el año 1995 (año en el que vine a este mundo jeje)

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08/01/2017

Gracias por tan magní­fico reportaje. Sí­, España querí­a volver a ganar, y puso toda la carne en el asador. Cuando se busca la victoria, se hace lo imposible por obtenerla. Al menos por conseguir un tan magní­fico puesto como el de Karina. Su actuación fue memorable, de lo mejor que se ha llegado a proponer, pero la ganadora fue muy justa. Desde mi punto de vista, claro.

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08/01/2017

Cuando se hacen las cosas con seriedad y profesionalidad, vienen los resultados. Lamentablemente, TVE lleva décadas olvidando este precepto en lo que a Eurovisión se refiere. Creo que la elección de Karina fué muy acertada, la canción una de las mejores de España y ese segundo puesto supo a poco. ¿Será cierto que TVE maniobró para no ganar de nuevo? Lo he leido en varias ocasiones, ya que aun temblaban las arcas por el dispendio de 1969, pero entonces no comprendo ese despliegue tan inusual.