Un'estate italiana, en las voces de Gianna Nannini y Edoardo Bennato, es históricamente el mejor himno de los Mundiales de Fútbol, y a la postre fue en 1990 toda una oda que no supera ni el posterior Waka-Waka de Shakira. “Notti magiche inseguendo un goal, sotto il cielo di un'estate italiana, e negli occhi tuoi voglia di vincere, un' estate, un’avventura in più…” decía el estribillo de aquella canción que bien pudiera haber conquistado ese año, por sonoridad y estilo, Eurovisión. Pero fue otra composición transalpina, Insieme: 1992, abanderada por Toto Cotugno, la que un mes antes coronó a Italia en el evento que acogió Zagreb en plena disgregación y gestación de nuevos estados europeos, el último éxito en lo más alto del podio de esta delegación a la espera de si Occidentalli's karma toma el relevo.

Mientras clamaba aquel canto a la creación de una Unión Europea bajo un mercado común único, España, con sus Gitanas Armani, reivindicaba el flamenco-pop-tecno-rumba al grito de Bandido, un adjetivo cuyos ojos robaron con cuentos la sangre y la vida de millones de corazones en forma de venta de discos, una década antes de que las hermanas Encarna y Toñi Salazar rompieran lazos familiares recompuestos a posteriori. 

Tras la humillación continental con Remedios Amaya y su barca en 1983 hubo reticencias acerca de que fueran las elegidas por TVE, que manejaba como primera opción un grupo de moda de inspiración ibicenca, Locomía y sus abanicos, con Loco Vox como apuesta, pero fue el entonces presidente de Sony, Manolo Díaz, quien empujó para que fuera Gitano Bandido, que así se llamaba la propuesta inicial, la representante patria.

Su quinto puesto, que supo a tanto, siempre quedará marcado por aquel error de sonido que las obligó a abandonar el escenario y repetir in extremis su puesta en escena, accidente que pudo restarles puntuación y algún escalón más, después de que la primera de ellas comentara a su alter ego aquel “Tira pa' trás que esto no suena” que contemplaron estupefactos millones de espectadores. Se lo predijo semanas antes una pitonisa: “No vais a ganar, pero quedaréis en un puesto muy bueno, y venderéis millones de discos”.

Luego llegó el despiste del operario de la televisión yugoslava el responsable de que salieran sin tiempo al escenario para que la orquesta que tocaba en directo se sincronizara con las percusiones y ritmos básicos grabados en playback, combinación que estaba de estreno. La canción empezaba con 24 compases y hasta el 15 no sonó. Sus caras eran un poema, pero lo que acontenció durante los dos minutos y 15 segundos posteriores entre bambalinas fue aún peor puesto que los organizadores se empeñaban en no dejarles repetir porque habían dejado pasar su oportunidad. Su raza e ímpetu, inundadas de lágrimas, les hizo retractarse e irrumpir ellas con más coraje.

Otra imagen para la posteridad fue la de uno de sus guitarristas, Pepe Marchante, cuando entre el desconcierto se arrancó a bailotear. “Lo primero que pensé fue: vamos a hacer el ridículo más espantoso ante millones de personas. Tengo dos opciones: o quedo como un imbécil y el mundo se ríe de mí o yo me río del mundo. Y entonces me puse a bailar”, recordaba en declaraciones a Vanity Fair quien fue también guitarrista de Rocío Jurado y parte del grupo Cadillac y la orquesta de ¿Qué Apostamos?

“Actuamos por inercia. Era tal el ataque de nervios que no nos acordábamos ni de la coreografía”, evocaban ellas tras prepararse durante dos meses junto a Charley Hussey, el mítico bailarín del Ballet Zoom de Aplauso. “Con los nervios del fallo técnico se nos fue de la cabeza. Si te fijas, se nos ve como llorando por dentro. Lo pasamos tan mal que en cuanto acabó la actuación, después de echarle una bronca monumental al técnico de sonido, nos encerramos en el camerino a llorar. Llevábamos meses ensayando como locas. Y, de repente, el fracaso de nuestra vida. Los ejecutivos de la compañía tuvieron que convencernos para que no huyésemos al hotel”, rememoraba el dúo.

Desde Madrid era Vicky Larraz, ex cantante de Olé, Olé y representante en la OTI, quien presentaba el especial eurovisivo en la UHF por culpa, cómo no, del fútbol, rodeada de tertulianos como el periodista Julián Lago, la modelo Raquel Revuelta (interesadísima por la canción de Israel), las actrices Fiorella Faltoiano y Paloma Gómez o el piloto Emilio de Villota (padre de la fallecida María), que dieron sus votos para el resto de paises, junto a otros ciudadanos de la calle como una ama de casa, un enfermero, un pijo de serie y un abogado, ante la atenta mirada de un notario en plató.

De repente, hasta Alemania otorgó el 12 points a España, para un total de 96 puntos que a la vuelta llevó a Sony a despachar medio millón de copias, amén de una gira que incluyó Latinoamérica para marcarse 120 bolos en un año. Curiosamente, Beatriz Pecker, la presentadora del mítico Rockopop se negó a que la canción apareciera en la lista de éxitos del programa. “Decía: 'esta música no va a sonar aquí', contaba Toñi. “Hasta que el presidente de nuestra compañía dijo: ¿cómo no va a sonar un disco que ha vendido un millón de copias? Y sonó por narices¨.

Aquel 5 de mayo que marcó la carrera de Azúcar Moreno, y el recorrido eurovisivo estatal, quedará grabado también por el vestuario que les diseñó Francis Montesinos, pero nunca llegaron a lucir. Dos mantones de Manila que eran tan pequeños que, diez minutos antes de la actuación, la cremallera se rompió y tuvieron que echar mano de dos vestidos negros que compraron allá en el rastro. De ahí que la prensa de aquella república socialista en vías de extinción les bautizara como las Gitanas Armani, ultramaquilladas, y con cinco botes de laca. 

Bajo la presentanción de Helga Vlahović y Oliver Mlakar, en aquel suelo luminoso en forma de damero que transmutaba de color y luces de neón, y con la primera mascota oficial que llevaba por nombre Eurocat, fue coronado Toto Cotugno por el oportunismo de su letra en forma de himno y con puro sabor italiano.

Segunda con 132 puntos, a 17 del vencedor, fue la francesa Joëlle Ursull, con White and black blues, una canción que se mantuvo 26 semanas en el número 2 de ventas en tierra gala. Le siguió el irlandés Liam Reilly con Somewhere in Europe, después de ganar en el Eurosong al grupo Friends, donde cantaba Linda Martin, quien ya fuera subcampeona en el año 1984 y triunfaría en 1992. Cuarta y por encima de España fue Islandia con la dupla islandesa Stjórnin y su Eitt lag enn.

Reino Unido se conformó con un decepcionante sexto puesto al que en esa época no estaban acostumbrados para el Give a little love back to the world de Emma, hasta entonces la representante británica más joven con sus 15 años, motivo de discusión en la UER que había establecido la mínima en 16. En casa actuó Tajci para ser séptima con Hajde da ludujemo, con la que arrasó en el Jugovizija, y se convirtió en todo un icono, antes de estallar la Guerra de los Balcanes que provocó su emigración a Estados Unidos donde ha desarrollado una extensa carrera musical de inspiración religiosa. Dinamarca, Alemania y Austria completaron el top 10. 

En tierra de nadie se quedaron el suizo Egon Egemann, cantante y violinista que ganó su final nacional frente a su sucesora Sandra Simo; el belga Philippe Lafontaine, con un tema dedicado a su mujer nacida en Yugoslavia; la luxemburguesa Celine Carzo; el chipriota Anastazio, y su actuación a medio camino entre Kylie Minogue y Eva Nasarre; y otras hermanas, las holandesas Maywood, quienes posteriormente romperían todos los lazos entre ellas, demandas judiciales incluidas. 

Tampoco tuvieron suerte Suecia con el grupo Edin-Ådahl que había doblando en puntos en el Melodifestivalen a la posteriormente ganadora Carola, ni el turco Kayahan al que veneró en persona la mismísima Madonna. Israel cosechó su peor resultado hasta la fecha con Rita, una actuación que no fue entendida, y hoy en día se considera una de las grandes injusticias del festival. Peor le fue al griego Christos Callow, abandonado a su suerte sin respaldo económico de la ERT, y a la portuguesa Nucha con un modelito que a día de hoy bien podría haberle valido un Barbara Dex.

El farolillo rojo recayó en Noruega y Finlandia. Los noruegos estuvieron representados por Ketil Stokkan, después de haber sido el anfitrión en 1986, con otra canción de contenido sociopolítico, Brandenburguer Tor. Finlandia, por su parte, llevó por primera vez a Eurovisión una candidatura en sueco, un idioma oficial en el país, pero que no salvó de la quema al grupo Beat.

El gran acontecimiento televisivo del año fue, no obstante, la llegada de las televisiones privadas a España con el inicio de emisiones de Antena 3, Telecinco y Canal +. Así nos descubrimos De Tú a Tú con Nieves Herrero, jugábamos a La Ruleta de la Fortuna con Mayra Gómez Kemp, a El Gordo con José Coronado y al cuponcito de Carmen Sevilla, descolgábamos el teléfono con la muletilla ¿Telecinco, Dígame?, nos informábamos de fútbol con El Día Después y de actualidad con Entre Hoy y Mañana, nos enamorábamos en Su Media Naranja con Jesús Puente y hablábamos con “la gente” y José Luis Coll.

Los más jóvenes también hablaban, pero con “la basca” y Jesús Vázquez, bailaban con el recientemente desaparecido Del 40 Al 1 y La Quinta Marcha con Pé Cuz, y algunos se dejaban las dioptrías con ciertas películas codificadas. Menos mal que siempre estaba ahí La Pantalla Amiga (o Teta Cinco) para refrescarnos con Ay Qué calor, Bellezas al Agua (y En La Nieve), Tutti Frutti y VIP (Guay, Mar y Noche) con sus Mamachicho y Cacao Maravillao. Tiempos.

TVE, ante la llegada de las privadas, nos decía que Esta Es Su Casa, con la matriarca de Las Camposhian. Allí estábamos enganchados a series como Eva y Adán… protagonizada por Verónica Forqué, Jordi Estadella nos decía No Te Rías Que Es Peor, pero para risas las de los Vídeos de Primera de Alfonso Arús. Para los niños estaban Los Fruittis, para los mayores Chicho Ibáñez Serrador hizo historia con Esta Noche, Sexo y Elena Ochoa, y para toda la familia, la Telepasión.

Fuera de nuestras fronteras vivíamos Aquellos Maravillosos Años, el precedente de Cuéntame a la americana, nacieron las gemelas Olsen con Full House, veíamos otras series como Los Cuentos de Alf, Mister Bean, Murphy Brown, Webster, Embrujada o Arnold, pero la favorita de nuestras madres era La dama de Rosa, y la nuestra, Campeones.

Siempre había Enredos de Familia, el Humor era Amarillo, las peleas al estilo Pressing Catch con la voz de Héctor del Mar, el misterio era cosa de Twin Peaks y la medicina estaba en manos de Un Médico Precoz. Los Primos eran Lejanos, el anime era Dragon Ball, y se estrenaba en Estados Unidos nuestro siguiente fenómeno fan: Beverly Hills, 90210.

Se estrenaba Átame de Almodóvar, la oscarizada Bailando con lobos, Cyrano, Desafío total, La caza del octubre rojo, El Padrino III, Misery, Poli de Guardería, Solo en casa, Robocop 2 y la mítica Pretty woman. En las ondas mandaba Encarna (de noche).

Bandidos, no. Peor fueron los hermanos Antonio y Emilio Izquierdo, autores del crimen de Puerto Hurraco que representaba la España más negra al asesinar a nueve personas y herir a otras doce en una tórrida jornada de agosto. Madrid era sede del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Reino Unido y Argentina tras la guerra de las Malvinas, y ETA liberaba al industrial Adolfo Villoslada (24 de noviembre de 1989 hasta 16 de febrero de 1990) por un presunto rescate de 300 millones de pesetas. Nuria Espert era escogida personalidad en teatro del año, pero en París.

Nelson Mandela fue excarcelado después de 27 años de cautiverio a pesar de permanecer hasta 2007 en la lista de terroristas de Estados Unidos, donde lanzaban el telescopio Hubble mediante el Discovery. El panameño presidente Noriega se rendía ante las fuerzas estadounidenses, y morían 300 personas en un choque de trenes en Pakistán, cuando en Pisa su torre inclinada se cerraba por motivos de seguridad. La dictadura de Pinochet acababa en Chile, una manifestación por la subida de impuestos terminó en Londres con 471 heridos y 341 arrestos, y Fujimori derrotaba en las urnas en Perú al literato Vargas Llosa, en un país donde la hiperinflación era del 7.469%, récord mundial hasta la fecha.

Nuevas naciones nacían por la vía unilateral, entre ellas Lituania, Letonia y Bielorrusia, mientras Namibia se disgregaba de Sudáfrica, comenzaban las obras del derribo del muro de Berlín, y la igualdad racial hacía que Douglas Wilder fuera en Virginia el primer gobernador negro de su país. Un 2 de agosto, en San Luis Obispo, California, se prohibía fumar en los bares por vez primera en el mundo. Un mundo en transformación donde 60.000 personas fallecían en el noroeste de Irán por un terremoto de 7,5 grados. Menos pero igual de trascendentes los 1.426 muertos por una estampida en el túnel peatonal que llevaba a la Kaaba en la Meca (Arabia). 

Pero, por encima de todo, la Organización Mundial de la Salud, aunque tarde, el 17 de mayo de 1990, eliminaba la homosexualidad de su lista de enfermedades. Enfermos quienes la sostuvieron en ella.

Madonna era Vogue, Sidney O'Connor te decía que Nothing compares 2U, Elton John hacía un Sacrifice y Bon Jovi ponía el rock de Blaze of glory. Another day in paradise era cosa de Phil Collins, Lisa Stanfield daba la vuelta al mundo con All around the world, forrábamos las carpetas con NKOTB, y se desvelaba la estafa de Milli Vanilli.

Los Tres Tenores, Pavarotti, Carreras y Domingo, ofrecían su primera actuación conjunta dirigidos por Mehta en las Termas de Caracalla, y Alemania se coronaba en el Mundial de Italia ante Argentina (1-0). Todo en un año donde también se independizaban las Islas Marshall y los Estados Federados de Micronesia, esos que hacen paseíllo en los Juegos Olímpicos.

Fue Balón de Oro Lothar Matthäus, ganaba en la Fórmula-1 el fallecido Ayrton Senna, y Yugoslavia vencía a la URSS en la final de basket antes de desaparecer ambas naciones. James Douglas derrotaba a Myke Tyson en el mundial de pesos pesados. 

Nacieron, entre otros, Clara Lago, Emma Watson, Adam Jezierski, Jennifer Lawrence, Bojan, Angy, Melody, Ricky Rubio, David de Gea, Magnus Carlsen, Shayo Tomizawa (Piloto fallecido en 2010), Aaron Ramsey (de quien se dice que cada vez que marca gol, muere alguien famoso) y los eurovisivos Roman Lob, Yohanna y Eric Saade. Y nos dejaron el poeta cubano Reinaldo Arenas, Xavier Cugat, Ava Gardner, Miguel Munoz o Concha Piquer.

Miguel Bosé nos dejaba claro que Los chicos no lloran. Serán algunos. Porque hasta lo hacen los Bandidos. Bandidos de por vida.