¿Recuerdan cómo Azúcar Moreno tuvo que volver a empezar su Bandido por la desincronización de la orquesta con la música pregrabada? ¿O el fallo de sonido en la primera frase de En un mundo nuevo de Karina? Algo semejante le sucedió a Estonia en la segunda semifinal de este año sin que hayan recibido algún tipo de disculpa por parte de la organización del festival.

El jefe de la delegación, Mart Normet, ha sido quien ha revelado que no han levantado el teléfono esperando algún perdón por ese contratiempo técnico del micrófono de Laura, algo de lo que se dieron cuenta en la sala en el mismo momento en el que interpretaban su Verona, sin tiempo para poder reaccionar.

A pesar de ser eliminados en dicha semifinal dada la elevada competencia, y quién sabe si por ese fallo, y no poder pasar a la gran gala del sábado noche, Nomet no ha querido ampararse en esa situación para explicar su fracaso, y se ha decantado por alabar a la vencedora Portugal. “Probablemente una de las canciones más bellas y uno de los momentos musicales más puros en la historia de Eurovisión. Fue absolutamente impresionante”, afirmó.

Decimocuarta en su semifinal, a solo 16 puntos del pase, Estonia se quedó sin llevar Verona a la final de Kiev, aun siendo una de las candidaturas favoritas de los eurofans, y también del televoto, donde alcanzaron una más que respetable sexta posición. Ésta era la segunda participación de Koit y Laura en Eurovisión, tras la experiencia de él en 1998 y de ella en 2005, precisamente en la capital ucraniana.